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»No temas,
    porque no serás avergonzada.
No te turbes,
    porque no serás humillada.
Olvidarás la vergüenza de tu juventud,
    y no recordarás más el oprobio de tu viudez.
Porque el que te hizo es tu esposo;
    su nombre es el Señor Todopoderoso.
Tu Redentor es el Santo de Israel;
    ¡Dios de toda la tierra es su nombre!
El Señor te llamará
    como a esposa abandonada;
como a mujer angustiada de espíritu,
    como a esposa que se casó joven
    tan solo para ser rechazada
            —dice tu Dios—.

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